El bloque de cemento es un material prefabricado que se utiliza principalmente para construir muros. Al igual que los ladrillos comunes, los bloques funcionan en conjunto al apilarse y al unirse con mortero formado generalmente por cemento, arena y agua. Para llevar a cabo esta unión, los bloques presentan un interior hueco que permite el paso de las barras de acero y el relleno de mortero.

Existe una gran variedad de dimensiones y texturas, desde las superficies lisas más tradicionales a terminaciones estriadas o rugosas, además de unidades especiales para esquinas o para vigas con armaduras longitudinales. Sus dimensiones se mueven entre el clásico 8x8x16 pulgadas (aprox. 19x19x39 cm), para uso estructural, y otras versiones más esbeltas para tabiquería, con dimensiones cercanas a las 8×3.5×39 pulgadas (aprox. 19x9x39 cm). ¿Cómo incorporarlos creativamente en nuestros diseños?

Aunque los primeros bloques eran fabricados a mano, actualmente es un material que se produce de forma automatizada, elaborando miles de bloques por hora. Sin embargo, al no necesitar de cocción, cada unidad puede ser fabricada en obra por albañiles no especializados, entregando una ventaja que puede ser efectiva en ciertos casos.

En cuanto a su comportamiento térmico, un muro de bloques puede funcionar correctamente si se toman las medidas adecuadas. Por ejemplo, es fundamental asegurarse de la correcta colocación de las mezcla en todas las juntas para evitar puentes térmicos. Además, se pueden incorporar aislantes –como EPS o Lana de Vidrio y Polietileno como barrera de vapor– al interior de los bloques, y sumar una capa de aislante como revoque exterior.

El concreto que se usa comúnmente para hacer este tipo de bloques es una mezcla de cemento portland con polvo, agua, arena y grava. Esto produce un bloque gris claro con una textura de superficie fina y una alta resistencia a la compresión. Así, los bloques cuentan con una buena capacidad mecánica, incombusibilidad, y aislación acústica.

El bloque básico ha ido variando para entregar soluciones más completas, como por ejemplo la impermeabilidad. Algunos productos actuales incluyen aditivos adicionados a la mezcla que los compone, aumentando la tensión superficial del bloque y obstaculizando el paso del agua. También existen bloques con bordes diferenciados, para arrojar el agua lejos de su superficie.

A pesar de ser un material ampliamente utilizado en el mundo, sus posibilidades de diseño han sido poco explotadas. Los bloques de concreto son constantemente asociados a la autoconstrucción y a la vivienda de bajo costo, situaciones que entregan pocos espacios para explorar más allá del diseño funcional.

A través de un impecable trabajo, la obra de algunos arquitectos como Terra e Tuma, Natura Futura, Agustín Lozada o Takao Shiotsuka Atelier, nos anima a pensar en nuevas maneras de utilizar este material. En su obra, los bloques aparecen como los protagonistas de los espacios, totalmente a la vista y con su color original, entregando una textura y apariencia distinta al ladrillo; algo más brutal pero muy adaptable a otros materiales y elementos como la vegetación y el agua. Al utilizar este material, estos arquitectos han logrado reducir los costos de sus proyectos pero sin alejarse de una alta calidad espacial y arquitectónica.

¿Qué otras opciones de diseño parecen surgir? Sus dimensiones estándar y su caracter modular nos permiten diseñar fácilmente y a modo de «lego», generando topografías que pueden conformar mobiliarios o desniveles, y al girar su posición original, sus perforaciones pueden crear muros permeables a modo de celosías. Ideas simples que pueden entregar buenas soluciones sin generar un gasto mayor.