La XXI Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile anunció a São Paulo como ciudad invitada del evento que busca poner el foco en “lo común y lo corriente”. La arquitecta chilena Paula Monroy, en colaboración con Marcella Arruda y Helena Cavalheiro, presentarán una serie de proyectos urbanos, artísticos y arquitectónicos enfocados en la clase media paulista con la propuesta “Diálogos y Límites”.
«Queremos hablar de lo común, lo corriente, lo cotidiano, lo doméstico en un contexto urbano denso”, explica Juan Pablo Urrutia, co-curador de la Bienal, sobre la elección de una ciudad en vez de un país. En ese sentido, Urrutia agrega que São Paulo «es una ciudad de la misma región, Sudamérica, que tiene problemas similares a los de Santiago: una densificación muy alta, un centro de negocios, características de capital y conflictos de lucha por el territorio que son asimilables».
La ciudad estará representada a través de la reconocida Escola da Cidade, institución dirigida por Maira Ríos, que ofrece arquitectura y urbanismo de pregrado y posgrado en São Paulo. La presentación considerará un día completo de la Feria Libre de Arquitectura con actividades como conferencias, rondas de conversación e instalaciones.
Además, se exhibirán los trabajos seleccionados en las distintas convocatorias de la Feria Libre de Arquitectura, que incluyen diez obras escogidas, cuatro publicaciones, cuatro investigaciones y tres proyectos estudiantiles. Las obras presentadas por la ciudad incluyen varias recuperaciones de espacios patrimoniales y públicos que buscan entregar una nueva vida a sus ciudadanos. También destacan el diseño de un espacio que permite a los habitantes de una favela desalojada construir viviendas en un nuevo terreno y obras que buscan conectar a las personas a través de la comida.
Según el equipo curatorial, la propuesta “Diálogos y Límites” se centra en la clase media paulista:
Es una clase social múltiple, emergente y vive fragmentada entre poblaciones empobrecidas y elites. De allí surgen los antecedente de una arquitectura que se construye de fronteras y que, al mismo tiempo, florece con la potencia de la improvisación. Así, ciertas prácticas espontáneas y nuevos usos urbanos emergen como dispositivos que atraviesan -aunque sea momentáneamente-, las membranas físicas y simbólicas propias de esta sociedad.