Los techos verdes son conocidos hace siglos, tanto en los climas fríos de Islandia, Escandinavia, USA y Canadá, como en los climas cálidos de Tanzania.
En las zonas de climas fríos, «calientan», puesto que almacenan el calor de los ambientes interiores y en los climas cálidos «enfrían», ya que mantienen aislados los espacios interiores de las altas temperaturas del exterior.
En estos techos, la vegetación junto con la tierra moderan extraordinariamente las variaciones de temperatura en los ambientes de la vivienda. De un modo natural el calor acumulado no sólo se almacena sino que también se absorbe.
La eficacia de la acumulación de calor y la capacidad de aislación térmica de un techo de panes de césped, es fácilmente comprobable en la tradicional casa de terrones de turba de Islandia, recubierta de ese modo. Esta es habitada también en invierno sin calefacción artificial, de modo que sólo el calor humano es suficiente para lograr un confortable temperatura ambiente.
El techo consta de 2 o 3 capas de turba, apoyadas sobre ramas, cubiertas por gruesos panes de césped. A pesar de que la construcción del techo por su naturaleza no es impermeable, si su inclinación es suficiente no filtran generalmente el agua de lluvia ni de la nieve al derretirse, porque la turba no absorbe el agua cuando está bien seca.
En una técnica similar fueron erigidas hace aproximadamente 100 años las casas de terrones de césped de USA y Canadá. El sistema constructivo empleado probablemente proceda de Europa del Norte.
Los gruesos muros entre 60 y 90 cm de ancho eran de terrones de césped de 10 cm de espesor que se colocaban trabados como una pared de piedras y con la capa de césped hacia abajo. La construcción del techo consistía en tirantería, estructura de ramas, pasto de pradera y 2 capas de terrones de césped.
El tradicional techo de pasto de Escandinavia tiene una inclinación de entre 30º y 45º y consta de una capa gruesa de unos 20 cm de terrones de césped, colocados sobre varias capas de corteza de abedul. Esta, por su alto contenido de tanino, es relativamente resistente a la descomposición y tradicionalmente era sellada con alquitrán para lograr un estrato resistente al pasaje de raíces y agua. Como el alquitrán de madera está clasificado como cancerígeno, esta solución no es recomendable. Además, la vida útil del techo es de aproximadamente 20 años.
Las ventajas del techo verde
Disminuyen las superficies pavimentadas, producen oxígeno y absorben CO2, filtran las partículas de polvo y suciedad del aire y absorben las partículas nocivas, evitan el recalentamiento de los techos y con ello disminuyen los remolinos de polvo, reducen las variaciones de temperatura del ciclo día-noche y disminuyen las variaciones de humedad en el aire.
Además, tienen una larga vida útil si es correcta su ejecución, surten efecto como aislamiento térmico, protegen de los intensos rayos solares del verano a las habitaciones ubicadas bajo el techo, reducen el pasaje de sonido del exterior, valen como incombustibles y absorben la lluvia, por lo que alivian el sistema de alcantarillado.
Y por último, un aspecto relevante: las hierbas silvestres en el techo verde generan aromas agradables, son estéticos e influyen positivamente en el buen estado de ánimo y en la distensión de las personas.