Una sala pequeña no es ineficiente, de hecho es capaz de funcionar de la misma manera que una con grandes dimensiones, lo único es que necesita un poco de ayuda extra, y entre los factores benefactores se encuentran los colores.
Hablamos de este tema en plural porque sólo uno en la habitación puede resultar simple, pero, ¿qué tal si convergen dos o tres tonos?, el resultado será mucho más dinámico, atractivo e eficaz, pues una combinación adecuada de colores puede hacer que… ¡la sala luzca más grande.
1.Blanco, crema y café claro
Comencemos con esta combinación de tres colores donde el éxito está asegurado, puesto que todos son tonos fáciles de acoplar en el ambiente de una sala. El blanco porque su neutralidad va perfecto con todos los estilos decorativos posibles, además de que es un pigmento que visualmente genera mucha amplitud; el crema porque da una sensación de mayor acogimiento y rompe con lo monocromático del blanco sin hacer un contraste demasiado agresivo; y el toque de café, brindado por una madera sin muchos retoques, marca distintas partes de la sala para generar dinamismo y evitar que el lugar no se vea amontonado.
2. Café, naranja, crema
Esta segunda idea es fabulosa porque tiene un truco para que no nos perdamos: seguir una misma categoría cromática, es decir, elegir el azul, verde, amarillo y sus degradaciones. En este ejemplo los tonos terra fueron los protagonistas, por eso hay un café oscuro en los muebles, algo más vistoso en la pared naranja y el tono crema, que es la degradación más sutil, como detalles de decoración.
3. Café y blanco
Este dúo asegura un éxito rotundo y es que combinados en una sala pequeña no necesitan más. El blanco genera la idea de amplitud que siempre se busca en lugares pequeños; mientras que el café genera esa atmósfera de acogimiento y familiaridad, básica en un lugar que se encarga de dar la bienvenida a las visitas.
Una vez que se se tiene esos dos colores pueden ser incluidos algunos más, no te decimos cuales porque al tener café y blanco en la atmósfera, prácticamente cualquier otro tono es más que bienvenido.
4. Gris en todas sus tonalidades
Te traemos una idea donde el gris es amo y señor de la sala, puesto que lo único que varía es su intensidad.
El truco para decorar una sala pequeña en tonalidades grisáceas y que no se vuelva aburrida, fría, y visualmente más estrecha, radica en poner los tonos más claros en la mayoría de los lugares, sólo en las partes más alejadas de la luz colocar un gris fuerte, para que genere mucha profundidad.
5. Blanco, azul y gris
Si no te gustan los tonos muy saturados también puedes ayudar a tu sala pequeña con tonos claros, lo ideal es elegir dos que sean neutrales y uno con un poco más de personalidad. Aquí el blanco y gris prácticamente cubren toda la atmósfera, el azul es el encargado de los detalles, pocos y sutiles para no romper con la homogeneidad de los otros dos tonos, pues la idea de amplitud de este ejemplo radica en tener un contorno idéntico, que no se note donde termina y acaba.